Desde la contabilidad de los negocios hasta la preparación de estados financieros, se podrían necesitar prácticas y normas únicas, con grados de escalabilidad para su aplicación. ¿Por principios o por reglas? ¿Planes de cuentas o libros de textos?.
El campo de acción de un contador público parece ser muy amplio, pero solamente es así cuando tenemos las competencias profesionales básicas debidamente adquiridas, lo contrario sería tener revisores fiscales de bolsillo, operadores de software y preparadores de declaraciones tributarias.
La contabilidad de los negocios pasa por el periodo donde eran simples registros en doble partida para dar cuentas de todas las actividades mercantiles. En este caso los registros eran hechos por el mismo mercader y se adecuaba para dar cuenta a sus asociados del estado de los negocios. Al llegar el momento donde el mantenimiento de registros había que encargárselos a terceros preparados en las técnicas del mantenimiento de libros llevados en doble partida, nace el concepto de confianza pública. Este concepto posibilitó el nacimiento del sistema capitalista de libre mercado y también el sistema de capitalismo de estado, así mismo posibilitó la entrada de otros tipos de sistemas no capitalistas en los mercados mundiales.
Desde la relación histórica del contador con el comerciante y el dueño de los negocios se fortaleció el concepto de confianza pública. Teniendo a estos como actores únicos en el desarrollo de la práctica contable generalmente aceptada, los intentos por desarrollar una teoría contable fueron alentados por los encuentros internacionales de contadores públicos y concretados por los organismos internacionales.
El fenómeno de la globalización financiera hace emerger un actor importante en el devenir contable, ávido de información para toma de decisión, nace el inversionista internacional. Este inversionista al ver sus posibilidades de invertir en cualquier lugar del mundo, demanda información creíble, comparable y oportuna. Nace entonces la información como un bien público, y por consiguiente la necesidad de tutelar la confianza pública.
Para enfrentar los retos que demanda la confianza pública, el contador pasa a especializarse y tener la posibilidad de convertirse en contador público, abandonando las tareas de mantenimiento de libros hacia unas funciones principales en la preparación y el aseguramiento de estados financieros.
Estos contadores- preparadores de estados financieros que inicialmente deben ser conocedores de las prácticas generales de contabilidad y competentes para la aplicación de reglas contenidas en normas en ambientes nacionales armonizables, deben ser capaces de emitir juicios en un ambiente dominado por principios, pero con reglas claras donde podrían posicionarse los tratamiento alternativo a iguales transacciones y eventos.
Las prácticas generales no homologadas y las diversas normas nacionales fueron observadas por organismos internacionales como causantes de obstáculos para la toma de decisiones eficientes de inversión. Debido a esto, nació desde las mismas entrañas de la armonización, un nuevo movimiento hacia un conjunto único de normas de alta calidad de aceptación mundial.
Siendo hoy en día una realidad tanto la globalización de los negocios, como la globalización de sus fuentes de financiación, es preciso entrar a hacer parte de la cadena de suministro de información financiera.
Los estados financieros siendo un componente importante en dicha cadena, necesitan adecuarse para seguir siendo el objeto de la confianza y para ello deben representar además de los valores iniciales de los activos y pasivos, sus valores reportables.
Los valores reportables tienen muchos actores o partes interesadas en ellos, adicionales al binomio preparador-inversionista. Actores como los emprendedores, pymes, reguladores nacionales. Todos estos interesados en la información financiera necesitan depositar su confianza en alguien que les asegure que los valores reportados allí representados y divulgados son confiables, comparables, pertinentes y oportunos.
Ese alguien es un Contador público que pueda - Demostrar conocimientos y habilidades para la operación de un sistema contable, manual o computarizado -- Demostrar conocimientos y habilidades técnicas que le permiten preparar Información Financiera basándose en Practicas Generales, Principios, Normas y Reglas -- Demostrar conocimientos y habilidades técnicas que le permiten preparar las Declaraciones de Impuestos de sus clientes basándose en Regulaciones de las Autoridades de Impuestos.-- Demostrar conocimientos y habilidades técnicas que le permiten expresar opinión sobre el Aseguramiento de la Información basándose en Normas de Auditoria y Aseguramiento emitidas por un cuerpo profesional o regulador -- Haber adquirido, a través de su experiencia y/o el entrenamiento continuo, conocimientos y habilidades que le permitan participar activamente en el análisis de datos e información para la toma de decisiones.
Las expectativas de la sociedad sobre el profesional de la contaduría pública se centran en la confianza. Confianza que permita usar la información de los estados financieros para toma de decisiones financieras, de inversión o de control. Esta confianza está depositada sobre lo que se dice de los estados financieros en cuanto a su fiabilidad, comparabilidad, pertinencia y oportunidad.
Las competencias del contador deben estar desarrolladas alrededor de su habilidad para distinguir los efectos financieros en las transacciones y eventos, agruparlos y clasificarlos de acuerdo a los rubros básicos de la igualdad patrimonial. Aplicará el contador prácticas generales para el reconocimiento de los efectos financieros de las transacciones y eventos en los rubros de los estados financieros. También podrá movilizar conceptos y habilidades para hacer las mediciones con reglas contables, así como poder hacer la representación adecuada en formatos definidos de estados financieros.
Otro nivel de competencias está dado por la capacidad para emitir juicios fundamentados en principios y reglas generales, que tienen que ver con los niveles de aseguramientos definidos en normas generalmente aceptadas en el entorno de emisión de estados financieros.
Si todo esto fuera razonablemente aceptado para iniciar una discusión libre de riesgos pasionales e ideológicos, entonces se debería abrir el espacio para decidir sobre la necesidad de normas únicas; y asi como el camino para llegar a ellas en este mundo globalizado. Discutamos principio por principio, norma por norma y regla por regla. Abonémosle en cuenta a los colegas que con sus nobles aportes unos y con sus conceptos contratados otros han tratado de señalar un camino de regulación autónomo que respete nuestras particularidades económicas y sociales, pero hagamos colectivo alrededor del nuevo consejo técnico de información contable y financiera.
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