Cuando se alcanza el título de Contador Publico, nos encontramos que sabemos aplicar nuestras habilidades intelectuales para reconocer una partida como activo o pasivo; que escasamente sabemos distinguir las aéreas grises entre activo y gasto; nos cuesta trabajo decidir el reconocimiento de algunos pasivos que se parecen a el concepto de ingreso. También con este título demostramos competencias para ejercer la profesión en el ciclo donde se reconoce y se mide.
En la fase de profundización se nos presenta una figura que nadie nos explica cuales son sus fundamentos teóricos y metodológicos: Revisoría Fiscal. Aquí se nos presenta la primera dificultad cuando la asimilamos con un objetivo claro: Auditoria Externa.
Cuando ya somos maduros en el campo de la Revisoría Fiscal que "firma", se nos pide que para ejercer la Revisoría Fiscal deberíamos practicar la "auditoria integral". Pero lo más alarmante es el hecho de encontrar que los objetivos principales del revisor fiscal son el control societario y la colaboración con la función de fiscalización del estado. Para el cumplimiento de esta expectativa nos encontramos que se nos da y damos un entrenamiento en interventoría de cuentas, procedimiento metodológico que no cuenta con la aplicación de la teoría del riesgo y carece de normas generalmente aceptadas.
Por otra parte cuando estamos ejerciendo con "gran idoneidad" encontramos que hay unas tendencias doctrinales que nos hacen profundizar en el estudio de la génesis de la teoría contable y nos vemos peleando contra el error y la ilusión. En esta fase de nuestro ejercicio profesional estamos ocupados recibiendo honorarios de nuestros clientes para ayudar o callar sobre las prácticas elusivas, de ocultación y de contabilidad creativa.
Entonces cuando se nos acaba el filón de la "independencia mental" nos vamos a rescatar nuestra formación y estudiamos los referentes universales y las normas generalmente aceptada. Cuando tratamos de comparar las jerarquías de normas con nuestros desarrollos nacionales, encontramos una experticia en enunciar y citarnos recursivamente entre los escribidores nacionales, pero no encontramos nada propio que se parezca a las versiones de los principios y normas generalmente aceptadas que tienen derecho de autor.
Cuando queremos, desde la academia, participar en un debate amplio para poner en orden la casa, se nos niegan los atrios, los micrófonos y no nos viabiliza la aceptación de nuestras ponencias.
Cuando la izquierda unida y la derecha integrada nos fallan por igual, ya sea por minusvalidez o amputación, entonces le toca a la cabeza potenciar otro órgano que reemplace la minusvalidez o crear una nueva izquierda y una nueva derecha. ¡Tan importante ambas! Pero le toca el turno a al academia
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deje su opinión sobre este articulo, ¡pero por favor no lo haga como anónimo!