Qué fácil sería hacer
contabilidad atendiendo a un puro método lógico deductivo por definición de
activo. Qué fácil sería seguir con un sistema donde el común de los contadores domina la técnica contable de
registro a partir del precio pactado atendiendo al momento de la adquisición o
por el valor de los bienes o servicios entregados a cambio. Qué fácil sería que los
sistemas contables expertos en “precios de entrada” sigan ignorando la
complejidad del registro de los cambios
de valor por cambios de los “precios de salida”.
Sin embargo como lo fácil
no es lo correcto, antes de aplicar IFRS (NIIF), sería bueno resaltar la aplicación inadecuada
del reglamento de la contabilidad (2649.49) que dice que inicialmente la
medición es a costos históricos (costo de adquisición) y que de acuerdo con las normas técnicas específicas, dicho valor debe ser
ajustado al valor actual, al valor de realización o al valor presente.
Pero como hubo cumplimiento
inadecuado del reglamento de la contabilidad, ahora nos toca mirar como
complejo lo prescrito por IFRS (NIIF). IFRS (NIIF) usa para valuación de activos inmovilizados los costos
históricos, teniendo como referencia los precios de adquisición o los costos de
producción (precios de entrada); pero
también usa el valor razonable por
referencia a un valor fiable de mercado (precios de salida). Pero para los ajustes
a los activos realizables aconseja
hacer la prueba del valor neto realizable para los activos con características
de realizables. Para los activos
financieros hay una gran diversidad de tratamientos donde se pretende
garantizar su valor de recuperación de acuerdo a la intención que se tenga con
ellos.
Además otra aparente
complejidad de las IFRS (NIIF) es que incluye otras mediciones relacionadas con
cada tipo de activo pero para casos
específicos: Valor actual, valor de uso, costo de venta, costo amortizado,
costo de transacción, valor en libros, valor residual.
Lo coincidente como punto
de partida es que tanto el reglamento de la contabilidad como IFRS (NIIF)
permiten para efectos de análisis de impacto de alto nivel hacer la clasificación de los activos en inmovilizados,
realizables y financieros.
A continuación lo que dice
de ellos el plan contable español.
“En el inmovilizado material se debe registrar
para formar parte del precio de adquisición, el valor actual de las obligaciones
derivadas del desmantelamiento, retiro o rehabilitación del lugar en el que se
asienten los activos. La “provisión” que debe contabilizarse como contrapartida
(cuenta correctora) del inmovilizado se actualizará cada año por el efecto
financiero ocasionado por el descuento, sin perjuicio de la revisión del importe
inicial que pueda traer causa de una nueva estimación del costo de dichos
trabajos, o del tipo de descuento aplicado. En ambos casos, el ajuste motivará
al inicio del ejercicio en que se produzca, tanto la revisión del valor del
activo como de la provisión.
Hay que enfrentar el
tratamiento para reparaciones mayores ya que en la fecha de adquisición, la
empresa deberá estimar e identificar el importe de los costos necesarios para
realizar la revisión del activo. Estos costos se amortizarán como un componente
diferenciado del costo del activo hasta la fecha en que se realice la revisión,
momento en que se tratará contablemente como una sustitución, dándose de baja
cualquier importe pendiente de amortizar y se reconocerá el importe satisfecho
por la reparación, que a su vez deberá amortizarse de forma sistemática hasta
la siguiente revisión.
Se aclara la obligación
de capitalizar los gastos financieros
incurridos por la adquisición o construcción de activos hasta la fecha en que
estén en condiciones de entrar en funcionamiento, siempre y cuando los activos
necesiten un periodo de tiempo superior a un año para estar en condiciones de
uso.
Por lo que se refiere a la
valoración posterior, no se introduce grandes cambios, ni en el criterio de
valoración del inmovilizado material, ni en el criterio para registrar la
amortización de los bienes, ni en la contabilización de los deterioros del
valor. No obstante, se produce un desarrollo pormenorizado de las técnicas
adecuadas para calcular las pérdidas de valor del activo. Es así como se
introduce el concepto de unidad generadora de efectivo, definida como el grupo
identificable más pequeño de activos que genera entradas de efectivo, sirviendo
dicho concepto de base para calcular el deterioro del valor de ese grupo de
activos, siempre y cuando no pueda calcularse el deterioro elemento a elemento.
Respecto al registro de
los inmovilizados intangibles en el
balance, se exige adicionalmente a los criterios de reconocimiento de todo
activo (estar controlado por la empresa, cumplir los requisitos de probabilidad
y gozar de una valoración fiable), que el activo sea identificable, por ser
separable o por haber surgido de derechos legales o contractuales.
Un importante cambio es la
aceptación de la existencia de los inmovilizados intangibles con vida útil indefinida,
los cuales no se amortizarán, sin perjuicio de que al comprobar que su valor se
ha deteriorado, se registrará la correspondiente pérdida. Mención particular
merece el Goodwill (fondo de comercio), que no será objeto de amortización,
debiendo someterse, al menos anualmente, a un test de deterioro. En caso de que
de esta comprobación se derive una corrección valorativa, ésta tendrá carácter
irreversible, debiendo incluirse en la memoria determinada información del
proceso de cálculo, en el que se deberá prestar especial cautela a que los
fondos de comercio generados internamente por la empresa con posterioridad a la
fecha de adquisición, no se activen de forma indirecta.
En cuanto a los activos realizables la principal
novedad es la calificación de activos no corrientes y grupos enajenables de
elementos mantenidos para la venta, y sí que constituye una novedad que para
incluir un elemento del activo no corriente o un grupo enajenable de elementos
patrimoniales en esta categoría, deberán cumplirse una serie requisitos
enfocados a su disponibilidad inmediata y alta probabilidad de venta.
La principal consecuencia
de esta nueva clasificación es que dichos activos no se amortizan. En cuanto a
su presentación, deberán mostrarse en el balance dentro del activo corriente
dado que su valor en libros se prevé recuperar a través de su enajenación y no
mediante su uso en la actividad ordinaria de la empresa.
En cuanto a los activos financieros el principal cambio
estriba en que se descontinua la valoración de los activos y pasivos
financieros desde la perspectiva rendimiento fijo o variable, para tener en
cuenta solamente la gestión desplegada por la empresa sobre estos elementos
patrimoniales.
Es así como el conjunto de
activos financieros se clasifica para facilitar su valoración en las carteras
de: préstamos y partidas a cobrar (en la que se incluyen los clientes),
inversiones mantenidas hasta el vencimiento, activos financieros mantenidos
para negociar, otros activos financieros a valor razonable con cambios en la
cuenta de pérdidas y ganancias, inversiones en el patrimonio de empresas del
grupo, multigrupo y asociadas y activos financieros disponibles para la venta.”
La anterior justificación del
plan de contabilidad de España hay que agregarle lo siguiente:
El control sobre los activos
físicos (inmovilizados y realizables) no implica que sean activos financieros por que no implica un derecho presente de recepción
de efectivo u otro activo financiero. Lo mismo se predica de los gastos pagados
por anticipado.
La medición de los activos
financieros se hace por valor razonable o por costo amortizado. El costo
amortizado se usa cuando el control sobre el activo financiero implica obtención
de flujo de efectivos contractuales y pagos periódicos de parte del principal e intereses. El deterioro se medirá
comparando el valor en libro con el valor presente de los flujos de efectivo
futuros.
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"La capacidad, la competencia y la conducta al trabajar sobre información financiera global"
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