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sábado, 12 de julio de 2014

Hacia un nuevo nacionalismo en Contaduría Pública: hay que aplicar estándares internacionales

Se acabó la época del nacionalismo pretencioso, jactancioso y excluyente en la contaduría pública colombiana. Se acabó el nacionalismo xenófobo, cuyo chivo expiatorio era todo lo que sonara a firma extranjera. Se acabó el nacionalismo de los ídolos de barro y de profetas del desastre. Se acabó el nacionalismo de los dirigentes gremiales autoelegidos para eternidades acomodadas.

Era un nacionalismo con apegos a los libros de contabilidad, a los oficios de escribanos y con delirios de notarios. Estaba compuesto por dirigentes gremiales eternos que no conocieron nunca el ABC de su profesión y por aquellos apegados al  espíritu de rubricadores  de documentos. También había muchos filósofos y epistemólogos.

Defensores de un sistema regulatorio que casi define la profesión de la “ciencia contable” y que trata como “contador público” al operador de software contable, al diligenciador de formatos de estados financieros y de impuestos, al auditor externo  y al revisor fiscal.

El fundamentalismo  de algunos nacionalistas de la Contaduría Pública Colombiana no les permitió percibir el decreto 2649, la ley 222 y las diferentes estructuras de los PUCs como el  camino hacia el mundo de la información para la toma de decisión con revelación plena fundamentada en registros contables, hacia la estructura de información financiera, y como una transición hacia el mundo de la información preparada, presentada y certificada con ayuda de estándares de aceptación global.

Hoy después de la larga noche nacionalista la mayoría de los estados financieros preparados en Colombia para los usos nacionales están evidentemente llenos de errores u omisión en la aplicación de los PCGA. Muchos querrán presentarlos como cambios por adopción de IFRS (NIIF) y… ¡no señor! “ mamooola”  eso son errores en aplicación de PCGA  ¿ Quién los preparó? ¿Quién lo certificó? ¿Quién lo dictaminó? ¿Quién lo permitió?

¿Las Super 10 irán a sancionar a quien confiese haber tenido errores y omisiones en los estados financieros preparados con PCGA?  ¿Y a los que firmaron certificaciones y dictámenes con destino a autoridades que les pasará?

¿Las Super 10 tendrán responsabilidad en la no supervisión efectiva de la aplicación de los PCGA?

Por otra parte las revisorías fiscales no han sido capaces de trabajar a partir de los factores de riesgos de las empresas, formulando verdaderos mapas de riesgos donde poner los ojos de la vigilancia continua que se infieres de lo prescrito en el código de comercio. La ¡Revisoria fiscal quedó desactualizada en el mundo de la información financiera!

También quedó en el ambiente una sensación de que la academia (programas de contaduría) no ha podido pasar de la enseñanza de las técnicas contables prescritas en planes de cuentas expedidos por autoridades.

Lo peor es que se volteo la arepa, y las transnacionales de consultorías y auditorias dominan ahora el panorama de la contaduría pública colombiana. El péndulo se fue para el lado opuesto, hacia el exagerado apetito de las Big 4, Big 5, 6, 7 y 8. Yo no los culpo, culpo a los que le acomodaron la papaya.

En esta nueva era tenemos al Instituto de Contadores Públicos con el apoyo de las firmas internacionales representando a la Contaduría Pública Colombiana ante las entidades internacionales. Se ha construido una puerta giratoria hacia el CTCP, la JCCP y las jefaturas de regulación técnicas de las autoridades desde este gremio, las universidades privadas élites de Bogotá y algunos ex funcionarios de las firmas internacionales.

Ahora bien, ¿cuál es el peligro que se cierne sobre la existencia de la revisoría fiscal?

La respuesta a la anterior pregunta hay que ambientarla en el contexto del ejercicio de la revisoría fiscal que supone horas hombres dedicadas a los trabajos exigidos por las autoridades, adicionales a las de aseguramiento requeridas para el dictamen sobre la información financiera que se contrata directamente con los clientes de las firmas. ¿Cómo cobran las firmas las horas hombres dedicadas a la colaboración con las autoridades? 

A quién beneficia el sobrecosto del procesamiento contable, la preparación de información y el aseguramiento supuestos todos a partir de la aplicación de estándares internacionales,  impuestos casi que por la fuerza a todas las empresas sin tener en cuenta la relación costo beneficio?

¿Verdad que necesitamos otro nacionalismo? Uno menos xenófobo y más dado a la esgrimir  argumentos de competencia de preparación y aseguramiento de información, para exigir el respeto a la profesión contable.

Necesitamos un nacionalismo interesado en la contaduría pública para rescatar la Contaduría Pública Colombiana. Necesitamos un nacionalismo que rescate al CTCP y a La JCCP como organismos de la profesión, que hoy quedaron como apéndices de organismos gubernamentales. Necesitamos un nacionalismo que aplique estándares internacionales para beneficio de todos y no para que sus líderes contraten con el estado.


Con el nacionalismo banal y espurio no podríamos avanzar hacia XBRL ni otras tipos de tecnologías y estándares que son productos del mercado, del neoliberalismo y de las tendencias globalizantes. ¡VIVA EL NUEVO NACIONALISMO de CONTADURIA PÚBLICA!

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"La capacidad, la competencia y la conducta al trabajar sobre información financiera global"

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