Las dos corrientes ideológicas del marxismo, la comunista y la socialdemocracia dominaron con gran fuerza a la izquierda mundial. Su discurso fuertemente antiimperialista influyó notoriamente en algunas corrientes del cristianismo y en diversos países árabes. Su opción como alternativa desapareció por el congraciamiento con el capitalismo. En nuestros países latinos quedaron muchos ideólogos como huérfanos, haciendo pataletas o apoyando causas perdidas; y en los países árabes sus discursos fueron sustituidos por los fundamentalistas islámicos.
Así las cosas, los vencedores se aglutinan en el neocapitalismo y neoliberalismo. El capitalismo salvaje le perdió el miedo a la crítica de Marx; y entonces algunos conceptos como justicia social, el trabajo como un titulo de dignidad y el fin social de las riquezas quedaron como discursos románticos. La izquierda esta desarmada y sin credibilidad, ya no es alternativa. La derecha quiere consenso y no admite divergencias duraderas, las compra o las acaba. Para bien o para mal nació el mercado como dominador absoluto, y lo hemos aceptado.
Ante esta situación, el mercado sustituye al estado y a los ordenamientos constitucionales de las naciones. El ser humano y sus necesidades se miran como una mercancía. El carrusel de apuestas a eventos económicos inciertos ha reemplazado la oferta y la demanda de bienes y servicios. La debilidad del gobierno corporativo y las regulaciones subvencionadas han propiciado la quiebra de grandes empresas y la esquilmada de la clase media, con la complicidad pasiva de las auditorias. ¿Dónde estaban los auditores? ….se peguntaron muchos
¿Cómo puede asumir, el contador, la responsabilidad de predicción cuando todo un sistema económico poderoso presiona por su misma sincronización vendiendo expectativas? ¿Cómo puede el detener que las avalanchas de créditos basuras se conviertan en bonos, cuando estos últimos se compran y venden en un mercado especulativo que lo mantiene anestesiado, o embriagado por el poder o el temor? ¿Cómo puede un auditor glosar las mediciones de valor razonable del jefe? o ¿Cómo puede glosar la gestión de la contabilidad creativa aprobada a pupitrazo?¿Cómo puede no estar de acuerdo con las remuneraciones maximizadas de la inversión por dividendos que se han de anunciar para atraer más compradores en el mercado secundario? …………..sin sentir angustia personal y por el sustento de su familia?
Los contadores se enfrentan a la necesidad de divulgar y certificar la información periódica con buenos índices operativos y de buenas noticias que requieren los inversionistas en su toma de decisiones especulativas en su día a día. Pero también se enfrentan a la necesidad de mostrar una buena salud corporativa en las cifras de los informes anuales. No es esto un mundo muy complicado para el contador?
Por otra parte, las agencias gubernamentales les siguen exigiendo colaboración a los Revisores Fiscales en todo lo que se les ocurra sin antes dotarlo de un marco normativo donde seguir las normas de planeación, de ejecución del trabajo, de papeles de trabajo y de rendición de informes. Y más que nada sin dotarlo de un esquema de remuneración y de protección de su trabajo.
Los dirigentes académicos no entienden que la cosa es desarrollando habilidades sobre conocimientos que se aplicarán a solución de problemas; y que se deben hacer con mucha independencia mental, honestidad profesional y comportamiento social adecuado. Y que por el contrario la cosa no es recitar "saber, saber hacer y ser", en cada programa, micro currículo o syllabus.
Ante las reformas que desmitifican el principio de prudencia; y que suponen, por parte del contador, de un conocimiento profundo sobre la organización y así como de su funcionamiento en ambientes de incertidumbre, se requiere para él una formación profesional distinta a la necesaria para reconocer, medir, aplicar algunas reglas de valuación y reportar información en estructura contables de doble partida. De pronto necesitamos especializar al contador en Auditoria Externa o Revisoría Fiscal con profundización en las complejidades del control corporativo y el riesgo. Y para esto, las universidades deberían buscar a los candidatos con habilidades intelectuales para el manejo de técnicas de minería de datos e inteligencia artificial.
Estas mismas reformas que suponen un nuevo contador no deberían ser armonizadas, ni adaptadas, ni adoptadas, ni copiarlas de otros países, ni entrar en procesos de convergencia sin la participación protagónica de los contadores practicantes. Estos contadores tendrían que necesariamente distintos a los socios de firmas, a los asesores de los políticos estrellas de la derecha y de la izquierda; y sobre todo distinto a los dirigentes gremiales tradicionales.
Sin la izquierda, la derecha se vuelve demasiado mandona, pero la izquierda que le gusta neutralizar a la derecha necesita de su apoyo para subsistir. ¿O no? ¿Y mientras tanto quien hace la reforma contable?