Hoy en día nuestras formas de conocimientos e investigaciones, que tienen la posibilidad de existir en ciertos contenedores normativos, son aplicables a algunos contextos que son excluyentes de otras especies de comunicación. Cuando contamos con esto en forma sistemática y de manera auto-validante tenemos un paradigma. Paradigma o maneras de hacer las cosas con validación incluida, especificando así toda percepción, indagación e interpretación, como sucede con cualquier teoría o modelo.
Como los paradigmas fundamentan la validez dependiendo de sus propios supuestos, todo lo que esté más allá de su alcance estaría en peligro de ser considerado, entonces, bajo su perspectiva; y a la sazón correría el peligro de ser desnaturalizado o falseado. Siendo ellos útiles y necesarios, así como todos los modelos que ayudan a la organización, cuando se deja de lado su esencia problemática, entonces funcionan como tamices que trastornan la percepción.
Es usual observar que los integrantes de un grupo tienden a compartir supuestos comunes tanto porque estos embelesan a personas de visiones parecidas, o por que contribuyen con un eficaz reforzamiento selectivo a sus supuestos.
Son muy frecuentes los rechazos a someter tales supuestos a juicio o, en el mejor de los casos, de desconocer estos juicios. Debido a esto, los supuestos terminan funcionando como creencias que prescriben qué tendrá paso a la conciencia y qué seguirá siendo inconsciente, con lo que se va formando la realidad cultural. Difícil es ver más allá del propio sistema cultural de creencias, pero se puede lograr mediante el contacto continuo con otras culturas y otras creencias.
Ante la crisis del paradigma de la confianza basada en libros de contabilidad llevados de acuerdo a normas del derecho comercial de cada nación, nace como alternativa a nivel internacional un conjunto de supuestos (hipótesis) que conforman el modelo de información financiera para la toma de decisión que a su vez forman el paradigma de la confianza basada en estados financieros. Estos supuestos dejaron de ser las creencias de un grupo de pioneros contadores, adquiriendo una fuerte relación con la realidad de los negocios y sus actores. Ante una realidad de los negocios que es evidentemente extrafronteriza se hacen necesarios acuerdos de convergencia para llegar rápidamente hacia acuerdos globales, para la aceptación mundial de este nuevo paradigma.
Este “nuevo” paradigma o teoría general cuyo alcance abarca la mayor parte de los fenómenos conocidos en la representación financiera de las transacciones o eventos, proporciona un contexto para solucionar problemas específicos que nacen de la evolución de los negocios, de las necesidades de financiación de las empresas y de las necesidades de información para el control. Por ejemplo, la teoría de la información útil para la toma de decisiones que se basa en los conceptos de la empresa en marcha y la contabilidad por causación, es ejemplo de un paradigma que orienta la aplicación de cualquier regla hacia otros principios que a su vez determinan las reglas para la preparación y el aseguramiento de la información financiera.
Dos aspectos hacen que se forme la confianza en los actores del mercado de la información para la toma de decisión. Por una parte están los puntos de vistas (¿juicios?) de los observadores (aseguradores) sobre la naturaleza de la realidad que ellos ven reflejada en los estados financieros, que es lo que hace que los usuarios de esta información adquieran confianza en estas representación que hace un agente de la administración de la organización. Este es uno de los sustentos del paradigma de la confianza basada en estados financieros. Otro aspecto es el del estado vigilante del cumplimiento de los estándares para así garantizar la confianza pública en el suministro de información.
Este paradigma, que sin duda es susceptible de ser modificado e inclusive de ser refutado por los acuerdos de convergencia mundial, con su continua utilización y aceptación demuestra su eficacia y es por ello que se ha convertido en un “paradigma normativo” que a su vez se ha convertido en el pilar del marco de referencia y de filtros conceptuales que condicionan la manera aceptada y juiciosa de ver la información contable y en especial los estados financieros. Por ejemplo, antes de la reglamentación de los estados financieros como respuesta a la crisis financiera del 29, todo se movía alrededor de lo que declaraban las empresas sobre su situación financiera basada en las interpretaciones subjetivas que los contadores hacían de los registros contables de los negocios. Esto no se cuestionaba, sino que se consideraba más un hecho real que una teoría o una interpretación.
En este nuevo paradigma de confianza pública basada en estados financieros, los libros, cuentas y sistemas contables de las unidades de negocio quedan certificados por la gerencia con ayuda de su cuerpo administrativo donde está el contador responsable por la gestión contable. La expresión “the financial statements as a whole are presented fairly in accordance with the applicable financial reporting framework,” en realidad contiene estas certificaciones como una serie de afirmaciones incrustadas. Estas incrustaciones consisten en afirmaciones implícita y explicitas por parte de la administración: Existencia, Integridad, derechos y obligaciones, valuación, cierre contable, presentación y revelación. Esto consecuentemente da juego para que un agente validador confiera atributos de confianza a los estados financieros.
El “paradigma normativo” hace el choque paradigmático con el paradigma que se fundamenta en los registros con cuentas codificadas y en libros contables, en la controvertida interventoría dé cuentas y en la fiscalización de cubrimiento total sobre las actividades de las empresas. Hoy se podría cuestionar lo práctico de estas actividades como insumos para las opiniones profesionales sobre información financiera para la toma de decisión, debido a que hoy en día el gran reto son los grandes volúmenes de información y el reemplazo del contenido en papel por contenido electrónico. Esto hace que sea muy elevado el costo de una revisión integral por parte de cualquier parte interesada, que no dispone del tiempo ni de la oportunidad para hacerlo. ¿Debe haber cambio del paradigma normativo?
Pero sin embargo es claro que el paradigma viejo (“paradigma dominante”) está todavía incrustado como algo implícito en la conciencia de empresarios, funcionarios políticos y líderes gremiales, y que adquirió un poder tremendo, aunque no reconocido en el mundo de los negocios, sobre sus partidarios que se convirtieron en creyentes. Contadores, empresarios, académicos creyentes de cuanta explicaciones se dan desde la vanguardia del nacionalismo banal que no suministra razones técnicas del por qué su oposición al cambio. En psicología esto se explica como el vínculo S-R (stimulus-response: estímulo-respuesta), cuando se es incapaz de admitir ninguna otra teoría que no sea la propia, porque le parece absolutamente obvio que solo de esta manera pueden ser las cosas.
En este estado al que se le llama “fijación paradigmática, por consiguiente, la introducción de novedades del gobierno corporativo (IFRS-NIIF o estándares de aseguramiento, administración por riesgos… etc.) puede ser extraordinariamente difícil y dar lugar a lo que Kuhn llama un choque de paradigmas.
Hoy tenemos un choque de paradigmas, donde “el antagonismo y la mala comunicación entre las facciones son evidentes”, y donde los portadores de discursos innovadores han llegado a sufrir persecución, aislamiento y exclusión. Grave, que quienes tienen la obligación de motivar la comunicación de los procesos de convergencia hacia estándares como IFRS-NIIF no se dan cuenta de que están usando estructuras de razonamiento diferentes, ni se percatan de sus dificultades comunicativas con los que tienden a percibir dichas dificultades como algo que se origina en lo ilógico o carente de inteligencia de las otras partes, o inclusive en su mala fe, falta de sinceridad o de estatura.
¿Cómo se le puede hacer entender el beneficio de unos estándares de información financiera y de aseguramiento de alta calidad y de aceptación mundial, a quienes se aferran al paradigma viejo con arrogancia o por miedo? ¿Cómo hacerles entender que sus argumentos son débiles al darle primacía a los aspectos forenses de la contabilidad, su relación con el control y a la revisión total como sustento de la práctica profesional de la contaduría pública?
También es posible que quienes se apunten en la lista de los vencedores anunciados, los que están en las huestes del regulador o en los comités de apoyo donde áulicos subordinados de los políticos de turno, se hacen a la ilusión de entenderse con los opositores paradigmáticos. ¿Cómo pueden estos ilusos hacer entrar en razón a alguien quien todavía cree en doctrinas contables nacionales y en revisiones totales?, ¿cómo pueden hacerlo sin tener conciencia alguna de su propia existencia como profesional de la Contaduría, ni de la debilidad de su propia formación y experiencia profesional para un entendimiento recíproco?
"La capacidad, la competencia y la conducta al trabajar sobre información financiera global"
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