Yo soy un Contador Público Colombiano con firme convicción de que esta profesión de lo que se trata es de saber dar opinión profesional sobre la información financiera y su control interno con destino a terceros para que tomen decisiones económicas con confianza. Pero para ello, también estoy convencido que hay que tener la capacidad para asegurarle a estos terceros que la información financiera, que se emite basada en libros de contabilidad, cumple con unos principios y unas normas técnicas homologadas con estándares internacionales.
Opuestos al anterior planteamiento hay contadores públicos que piensan que la esencia de esta profesión es servirle al estado como asegurador del buen gobierno dentro de las empresas y el cumplimiento de normas legales que faciliten la vigilancia estatal. Para ello aducen que el secreto está en ejercer correctamente la fiscalización como institución creada y soportada por la ley, pero con principios y reglas desarrolladas dentro de una doctrina contable nacional.
Tener mi posición y defenderla con argumentos fuertemente soportados en estándares internacionales me ha creado múltiples enemigos gratuitos que me atacan en lo personal tildándome de “conflictivo”, cerrándome las puertas de los eventos de la profesión, descalificándome socialmente en mis intentos de competir para la prestación de servicios profesionales e impidiendo que mi voz se oiga en los claustros universitarios. Lo curioso es que muchos “amigos” me reconocen por “conflictivo” y les piden tolerancia hacia mí.
Me he metido con los que enarbolan una bandera de nacionalismo, cuando digo que la lucha la hay que dar es por una globalización decente. Me he metido con los que enarbolan un fuerte discurso xenofóbico, cuando digo que lo que hay que hacer es elevar el nivel de competitividad para dar la pelea a las firmas transnacionales. Me he metido con los de la puerta giratoria, porque les digo que no es lógico salir de un escritorio para otro sin haber estado en el campo del ejercicio profesional. Me he metido con los líderes gremiales que se la pasan ejerciendo dignidades sin elección democrática.
Mi producción analítica y mis fuertes críticas a los actores de la profesión y a los dirigentes gremiales y académicos (léase programas de Contaduría Pública) de la Contaduría Pública me ha significado una exclusión que me ha llevado al punto casi de pedir limosna para subsistir. Mi producción escrita (más de 500 articulo desde 2006) es invisible para los dirigentes gremiales que me han condenado a “quedarme solo con mis improductivos escritos” (esto lo dijo un presidente de una federación de contadores públicos de Colombia). Mi única respuesta a estos ataques es, sin embargo, que me acepten el desafío a debatir principio por principio, norma por norma, estándar por estándar y regla por regla.
A pesar todo lo anterior he sabido subsistir y fortalecer mi propósito de lucha contra la desinformación, buscando siempre observar, comentar, analizar, criticar y enseñar sobre estándares internacionales por todos los medios posibles sin afán de lucro.
Ahora bien, sin amargura ni odios, lanzo desde aquí un S.O.S a las autoridades de regulación, los dirigentes gremiales y académicos del país para que se me permita transmitir mi conocimiento sobre estándares internacionales sin afán de lucro, para contribuir a elevar la competitividad de los profesionales de la Contaduría Pública que así lo necesiten (espero respuestas).
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"La capacidad, la competencia y la conducta al trabajar sobre información financiera global"
Ojalá se permitiera la participación de quienes pueden aportar a este proceso tan importante para nuestra profesión.
ResponderEliminarEs un desafio para los profesionales de la contaduría, aprecio su opinión crítica y el estímulo a que así pensemos los contadores.
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