La queja que manejaron los
ponentes de la ley 1314 fue la existencia de múltiples PUCs emitidos también por múltiples autoridades. Se
les dijo que unos y otros no se alineaban con la rápida evolución de los negocios
al que se enfrentaban los empresarios; y
que ninguno obedecía tampoco a un marco
conceptual común de preparación de información financiera y que
no obedecían a la tendencia de convergencias hacia un conjunto de estándares únicos.
La discusión de justificación
para el uso de estándares internacionales fue sustentada con múltiples argumentos
desprendidos de los compromisos de las naciones con el concepto de
transparencia y buen gobierno corporativo.
Los promotores de la ley
1314 pusieron las bases para desmontar la babel normativa sobre los registros
contables, los formularios de información financiera, la revisoría fiscal y auditoría financiera, los requisitos de información
básica para los impuestos sobre la información contable. Dividió esta ley las
responsabilidades de normalización técnica su regulación y la supervisión del
cumplimiento. Intento acabar la intrusión del regulador prudencial sobre normas
técnicas de registros, libros e información
contable.
La asimilación del Consejo
Técnico de la Contaduría Pública (CTCP) y de la Junta Central de Contadores Públicos
(JCCP) como organismos del estado puso a
soñar con una convergencia norma por norma hacia IFRS (NIIF), y hacia Aseguramiento
con contaduría internacional con presencia activa en la discusión internacional
y sobre todo con recursos asegurados.
El comité intersectorial donde
se reunirían las autoridades que expiden normas técnicas especiales,
interpretaciones y guías, para actuar alrededor
de las propuestas de normalización técnica del CTCP, nos puso a pensar en que el sistema único
ordenado en la ley 1314 seria al fin una realidad desde lo jurídico con
cumplimiento de lo técnico-científico, y para todas las actividades
empresariales independientes de su carácter estatal o privado.
No nos esperábamos un
documento político como el “Direccionamiento estratégico” ni los múltiples
proyectos de decretos salidos de las oficinas y de la imaginación de los múltiples
asesores del CTCP. Fue una sorpresa encontrarnos debatiendo por ley la
escalabilidad del cumplimiento técnico que está implícito en cada conjunto de estándares
de IFRS (NIIF). Ni nos esperábamos una guía de normas técnicas para microempresarios
al momento que esperábamos la misma guía
de aplicación desde el mismo organismo internacional emisor de IFRS (NIIF). Ni
mucho menos esperábamos otra babel y muchas colchas de retazos posibilitadas
por la idea de última hora: marcos técnicos normativos preparados para las
necesidades de cada superintendencia.
Hoy tenemos una clase
empresarial disgustada ante los altos costos de la implementación de los estándares
IFRS (NIIF), unos profesionales de la Contaduría Pública asistiendo a cuanto
diplomado se anuncian sobre el tema, tratando de entender la complejidad de lo
sencillo y también encontramos hoy una academia amordazada por su propia
ignorancia del mundo real.
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"La capacidad, la competencia y la conducta al trabajar sobre información financiera global"
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