Desde que se está por graduarse de Contador Publico uno observa la fuerza con la que algunos colegas abandonan el estudio de los lineamientos disciplinares y emprenden actividades de proselitismo doctrinal. Con el transcurrir del tiempo estos colegas llegan a ser águilas vigilantes de las amenazas políticas hacia la profesión. También se puede observar a otros colegas que desde temprano ingresan a la práctica disciplinar perfilando desde entonces un gran compromiso por su formación continua en las innovaciones de la tecnología y la regulación contable.
Transcurrido un tiempo considerable ambos contadores consolidan experiencias interesantes. Entonces es cuando se manifiesta la realidad Contable Colombiana con gremios dirigidos por auténticos estrategas políticos, dueños de una elocuencia insufrible y de una capacidad inagotable para inferir juicios analíticos a partir de sus convicciones doctrinales. Estos estrategas son capaces también de formular juicios sintéticos a partir de las observaciones y experimentaciones de sus realidades conceptuales. En contraste con este tipo de dirigente, también se observa una tendencia donde grandes profesionales, que en su vía de transición hacia el relevo generacional, han estado propiciando una producción de contenidos académicos de alta calidad disciplinar pero sin interesarse mucho por el compromiso epistemológico de estos contenidos.
El gran número de los contadores practicantes, excluidos unos de las discusiones gremiales y sin credenciales otros para participar del discurso académico, han optado por el camino más fácil: no se agremian, no participan de las discusiones gremiales o no pagan cuotas de afiliación.
Todo esto ha generado una realidad de representación gremial vitalicia y una academia donde yo te cito, tú me citas, citamos a otros para poder ser científicos. Se han generado discursos fuertes y muy bien documentados alrededor de la autodenominada contabilidad ambiental, como remplazo de los discursos de rechazos al establecimiento capitalista. Se ha generado una posición en que se espera los sucesos continuos del derrumbe del capitalismo salvaje, para decir: " te lo dije", y así justificar el ataque al interés por un conjunto de normas de alta calidad y a la tendencia de la globalización de la formación y el desempeño del Contador.
Cuando el académico solicita representación gremial se le argumenta en el rechazo la diferencia de roles y si insiste en esta petición lo condenan a andar en la vida dando "improductivos discursos". Peor aun para el "académico subversivo", cuando se lo tilda de prepotente e intransigente y condenado a no poder "acercarlo a la profesión".
Invito a contestar si al llamado de José Hernando Zuluaga para reunirnos alrededor de lo fundamental. Pero yo le pediría a los dirigentes y lideres gremiales que ayudemos, junto con la academias, a distinguir sobre todo en las aéreas grises el reconocimiento técnico entre activo y gasto o entre ingresos y pasivos ; distinguir entre el sinnúmero de principios y reglas de todos los orígenes doctrinales las que mas se acerquen a defender el bien común y defendernos de las obligaciones impuestas por el capitalismo salvaje; vigilar la ética de los negocios y el desempeño integro e independiente del profesional de la Contaduría; y sobre todo comprometernos con la lucha en pro de la transparencia y contra el fraude.
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