En el procesamiento contable se requiere instanciar el momento para la interpretación (explicar el sentido de un hecho económico), una vez que se tiene este objetivo se debe armar los argumentos para hacer el reconocimiento de un elemento de los estados financieros dentro del hecho económico. El resultado de esta tarea es inevitablemente una estructura armada en lenguaje escrito que requiere movilizar mentalmente los conceptos primigenios contable como el de la ecuación patrimonial, la doble partida del registro contable y el concepto de cuenta. Para preparar estas estructuras de tal manera que puedan ser utilizada para tomar decisiones financieras se requieren habilidades para manejar la tecnología y metodología contable pertinente a cada instante (tiempo) y ambiente (espacio).
Para que los usuarios de las estructuras preparadas en el anterior proceso tomen sus decisiones, hay que garantizarles que ellas están fuertemente apuntaladas en la confianza que está depositada en este producto final. Y para ayudar a lograr este objetivo la sociedad debe asignar las responsabilidades por emitir los juicios de cumplimiento a profesionales debidamente entrenados, con competencias suficientes; y debidamente titulados y certificados. Estos juicios deben versar sobre cumplimiento de cualidades, metodologías y reglas previamente acordadas y recopiladas en normatividades aprobadas con un debido proceso democrático.
En el diseño de estas normatividades se debe respetar una jerarquía de estos conceptos, de tal manera que empiece por los intrínsecos a la disciplina contable, hasta concluir en unas reglas tan parametrizadas y con tantas alternativas como pueda llegar a soportarse sin incurrir en favorecimientos mezquinos.
El Contador Profesional debe saber explicar o atribuir significado contable a los hechos económicos, así como emitir juicios sobre la gestión en todo el ciclo administrativo de un ente económico. Hay que resaltar, hoy en día, la necesidad de juicios sobre los controles que garantizan la transparencia y lo adecuado de los sistemas de la información. Estos juicios disparan la expectativa del público en general, por ello deben saberse expresar en forma oral o escrita. Pero una cosa entonces sería la capacidad para la interpretación del texto escrito como texto; y otra la competencia para interpretación, argumentación y la emisión de juicios concentrándose en la normatividad contable que refleja el texto escrito.
Una primera discusión sería por lo tanto si los centros académicos facilitan dentro de los currículos las didácticas para adquirir competencias tales como: la argumentación y la emisión de juicios sobre cumplimiento de Principios Generalmente Aceptados de Contabilidad (PCGA); emisión de juicios profesionales sobre cumplimiento de otras regulaciones; Interpretación y aplicación de reglas de planeación, ejecución y documentación de trabajos propios de la profesión.
Si fuera posible hacer una exploración de todas las opiniones, dictámenes y atestaciones sobre los estados financieros depositados ante diferentes entes de vigilancia y control, podríamos armar una matriz que nos indique como estamos en Colombia sobre la capacidad de argumentación y emisión de juicios de los profesionales de la Contaduría Pública.
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