Aunque se reconoce que los políticos tienen la responsabilidad de asegurar que exista un sistema eficaz para establecer las normas de contabilidad, es muy claro que las opciones más adecuadas a los métodos de contabilidad no deben ser por la retórica de motivos políticos ni ideológicos, sino por, emisores de normas contables libre de todo los intereses creados, pero basándose en conocimientos y experiencia acumulada en el ejercicio de la profesión contable. Si el propósito de los informes y las cuentas se desviasen significativamente del rol especifico para la estabilidad financiera, habría consecuencias en los que el uso actual de la contabilidad sería necesario debatirlo en el congreso.
La emisión de normas no puede ser autorizada a regresar a una situación de suavización de pérdidas y ganancias, ni a la escasa divulgación que caracteriza a las normas nacionalizadas que son creadas en legislaturas en las que se negocia todo. Los políticos e ideólogos no deberían enturbiar las aguas alrededor del objetivo principal de los estados financieros.
Si bien los estados financieros están diseñados para diversos tipos de usuarios, hay usuarios especiales, como las autoridades fiscales y los reguladores financieros con facultades legales para obligar a las empresas a que les faciliten la información que ellos requieran.
Los estados financieros emitidos como el producto final de la información financiera, aun recibiendo forma por la aplicación rigurosa de normas de contabilidad, no son adecuados para la actividad impositiva o para determinar la prudencia con que deben llevar a cabo los bancos sus prácticas crediticias. Al mismo tiempo se quedan cortos a la necesidad de información que se debe utilizar para calcular y mostrar las exigencias prudenciales de capital.
En cuanto a los inversores una respuesta sería examinar si les resulta útil tener la divulgación del modelo de mercado y valoraciones de los activos financieros en los mismos formatos que se utilizan para los estados financieros con que se toman decisiones administrativas y de la cadena de suministros. Dada la incertidumbre en torno a la valoración de las bases, los inversionistas podrán evaluar cual es la base de medición más fiable.
¿Qué tal la diferencia en los esquemas de discusión? Mientras a nivel internacional se discute la transparencia y la convergencia, en Colombia el grueso de la discusión se lleva sobre lo semántico (adoptar o adaptar) o sobre lo ideológico (pragmatismo o hermenéutica). Mientras a nivel internacional casi todos los días se hacen reuniones técnicas o se recogen pronunciamientos académicos, empresariales y de todos los actores, en Colombia no hay discusión técnica, si no voces de aplausos repartidas hacia los pocos representantes con voz de las dos vertientes de la polarización.
¿Qué tal una propuesta de diálogo alrededor de lo técnico? Mesas de discusiones regionales donde se oiga a la academia, a los investigadores, a los independientes, a las firmas pequeñas, a los programas de contaduría, a los estudiantes. En estas mesas se oirá. Los que siempre han hablado oirán. Las firmas grandes presentarán los puntos de vistas internacionales y los dirigentes gremiales darán su discurso nacionalista si fuere del caso, pero unos y otros serán invitados no protagonistas, junto con los reguladores nacionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deje su opinión sobre este articulo, ¡pero por favor no lo haga como anónimo!